Blue Star Parte 2

Lunes 9 de septiembre por la mañana

 

Seguí a un montón de alumnos hacia nuestra escuela, la número 6. El edificio era como el de el resto de escuelas, con una única diferencia, nuestra bandera era  una luna enorme con una estrella gigante y todo de color azul. Bueno es difícil de explicar, pero en el blog de Raquel hay una entrada donde encontraréis más información.  En la puerta principal del edificio, había una chica con una tableta en la mano entregando los horarios electrónicos.

-Nombre

-Ehh Aída- contesté. La chica me buscó en su base de datos y a continuación me entregó uno de los horarios de papel electrónico.

-Este es tu horario personalizado- me dijo con una sonrisa estampada en la cara- que pases una buena estancia.

 

Miré mi horario, tenía clase de música a primera hora, de actuación a segunda, de modelo a tercera y de nuevas tecnologías a cuarta y a quinta. El horario venía con un botón, lo pulsé y apareció el holograma de una mujer a la que podía escuchar en mi cerebro.

 

-Hola, soy  Blanca, la directora del centro. Lo que tienes que hacer ahora es ir a la clase que te corresponda, así durante toda la mañana. En las clases de hoy los profesores se presentarán, expondrán la asignatura y explicarán como serán el resto de las clases. Tendrás un compañero o compañera asignado para el resto del curso con el que compartirás pupitre en las clases en las que coincidáis, en las otras clases tendrás pupitres individuales. Buena suerte, si tienes algún problema, ven a verme a mi despacho en la tercera planta al fondo del pasillo y podremos hablar personalmente.

 

No me lo podía creer, la que había hablado era Blanca, una de las personas más famosas del mundo que según la prensa, finalizó su carrera queriendo dedicarse a la educación de futuras estrellas, mi educación.

 

Más nerviosa que nunca seguí las indicaciones del GPS de mi horario hasta la primera clase, la clase de música. Cuando entré, me encontré a algunos alumnos que empezaban a ocupar su sitio y discretamente busqué el mío. En cada pupitre había un holograma con la cara de cada alumno. Por fin divisé la mía, más o menos en la mitad de la clase en una mesa individual. Genial, mi primera clase, y estaba sola.

 

Cuando la mayoría ya había ocupado sus sitios, entró la profesora. Era una chica joven de unos veinticinco años, con el pelo rojo fuego y unos ojos azul cielo. 

 

-Hola, bienvenidos a la clase de música -dijo con voz cantarina- soy vuestra profesora, para vosotros Señorita Liss. Bien, tenemos cinco clases a la semana, y en cada una de ellas nos dedicaremos a una cosa, en salas diferentes...

 

Nos fue explicando las diferentes clases: la clase de conocimiento de la música los lunes, clase de canto los martes, clase de composición los miércoles, de instrumentos los jueves y los viernes tiempo para preparar nuestras canciones. 

 

Las aulas eran increíbles, nada que ver con mis antiguas clases, con pupitres mohosos de hierro, las paredes de un azul descolorido, una tecnología poco avanzada (tabletas de las malas y hologramas con interferencias). El aula de la clase del lunes era en el que estábamos ahora, con pupitres de cristal azul, espaciosos y con varias tabletas y ordenadores 3D para buscar toda la información necesaria, vídeos, imágenes y poder tomar apuntes. Había cascos de realidad virtual para visitar las diferentes épocas históricas o los diferentes lugares. Y la profesora tenía una pantalla gigante donde se podían ver las lecciones que iba a ir dando...

 

El aula de los martes estaba justo al lado de este aula, todo situado en el mismo pasillo, el pasillo de la música. Era una sala enorme con un montón de cabinas particulares. En cada cabina había una pantalla 3D con un karaoke con todas las canciones del mundo, unos cascos insonorizados para no oír al resto y una pantalla que te iba haciendo una gráfica con tu nivel vocal, tus fallos, cosas por mejorar... Todos productos de Ocean y de la más alta tecnología.

 

El aula de los miércoles estaba también en el mismo pasillo. Eran pantallas holográficas individuales con información sobre las diferentes rimas, las diferentes palabras y todo lo relacionado con la composición. Aquí te enseñaban a componer las letras de las canciones y a darle un significado profundo y bonito.

 

El aula de los jueves era una sala enorme con muchos instrumentos, donde según nos explicó la profesora, iríamos aprendiendo a tocarlos.

 

El aula de los viernes era la sala más grande que había visto hasta ahora. Con una tecnología muy avanzada, había salitas individuales donde se creaba la melodía de las canciones y se aprendía a tocar los diferentes botones. Eran salas de grabación en miniatura, con pantallas enormes con mil botones.

 

Y así los 50 minutos que duraba la clase se me pasaron volando. Por un momento se me olvido el enfado con mi hermana, lo sola que me encontraba y lo nuevo que era todo esto para mí. Estaba demasiado impresionada con todo esto que solo estaba al alcance de muy pocos. Esto no se estudia para los exámenes, ni lo conoce la gente corriente, solo las grandes estrellas son las afortunadas de poder utilizar estas cosas tan increíbles. En ese momento recordé lo afortunada que era, seguro que mi hermana no tenía todo esto, estaría estudiando la organización de la empresa y el futuro trabajo que tendrá que desempeñar, algo por lo que nunca será reconocida.

 

Volví a conectar el GPS de mi horario para poder llegar hasta el pasillo de la actuación. Esta escuela era así, formada por pasillos con las temáticas de los diferentes trabajos. La sala principar del pasillo de la actuación era un enorme anfiteatro con un escenario al fondo y mil butacas azules. Las otras salas, según descubrí más adelante, eran aulas donde se practicaban escenas de rodaje, salas de vestuario y de interpretación. El profesor, se llamaba Aurelio, y era un hombre bajo y regordete, con una gorra en la cabeza y una voz grave y profunda. 

 

En esta clase descubrí quién era mi compañero, con el que coincido también en las dos últimas clases. Es Miguel, un alto funcionario pero que también actúa en varias películas. No llegué a conocerle bien en esa clase, solo nos presentamos y comenzamos a atender a Aurelio, que ya estaba explicando las diferentes salas. Nos iríamos turnando en actuar en el teatro, en el cine e improvisación. Aquí no había mucha tecnología porque eso es solo para los sets de verdad, estas clases eran para aprender a actuar.

 

Lo peor fue el recreo, justo lo que tuve a continuación. Sonó una campana y todos los alumnos se dirigieron a la salida del colegio, hacia el exterior, la libertad y el infierno para mí. Tirados en el césped de los alrededores se encontraban los alumnos, charlando y riendo. Divisé a lo lejos a mi hermana, tumbada con sus nuevas amigas pasándoselo de maravilla, no entendía cómo podía haber hecho amigas tan rápido. También pude distinguir a Raquel, la hija de la directora. Iba vestida con un vestido azul marino también de la línea Intelect, cosa que era rara porque ella se tendría que haber enterado de la fiesta. Lo más probable es que tuviese otro vestido guardado en algún lado.

 

Estaba mirando un poco el ambiente cuando una chica se acercó hacia mí y me preguntó:

-¿Vas a ir así a la fiesta?

Me giré para ver quién me había hablado y la vi. Era la famosísima Elena, una de las mejores chicas Ocean, que había ganado popularidad en estos dos últimos años.

-Bueno, la verdad es que no sabía que había una fiesta -contesté algo cohibida. Ella me sonrió y me dijo:

-Va, no te preocupes, le pasa a mucha gente. Si quieres puedo dejarte a mis diseñadoras para que te preparen algo chulo. Podemos hacerlo después de comer. Tienes cara de ser nueva, ¿cómo te llamas?

-Soy Aída -dije aliviada por haber hecho un amigo finalmente. 

 

Y así me pasé el resto del recreo charlando con ella y unas amigas suyas. Éramos seis en total, las seis de la misma escuela, de la escuela número seis. Que ironía verdad. Cuando mi hermana me vio con Elena y mis nuevas amigas se quedó con la boca abierta, seguro que se estaría muriendo de envidia. Se lo merecía, por haberme tratado tan mal antes. Cuando sonó el timbre subí con Elena y Sara, una chica muy guapa, hacia el pasillo de modelos.

 

La profesora era la mujer más guapa del mundo aunque sinceramente, algo insoportable. Nos enseñó las diferentes salas, una estancia enorme con una pasarela para practicar, y diferentes habitaciones con decorados y vestuario para practicar las sesiones de fotos. La verdad es que todo se veía muy divertido y estaba deseando probarlo todo. Mis dos nuevas amigas ya estaban acostumbradas a todo eso, pero yo, estaba que no podía con mi vida. ¿Quién no querría tener todo eso? Se veía como un trabajo maravilloso.

 

En el siguiente recreo mi hermana se acercó a mí y a mis amigas. Sinceramente yo creo que lo que quería era hablar con Elena, y que me utilizó como excusa.

-Hermana, ¿qué tal? -me preguntó con todo el morro del mundo. No se podía tener más cara.

-Pues algo extrañada de que no hayas venido a ver como estaba en el primer recreo.

-No quería molestarte parecías ocupada -me contestó, cuando sabía perfectamente que me había pasado medio recreo sola, iba a decírselo cuando siguió hablando -tú eres Elena, madre mía es un placer conocerte, te he seguido en todas las revistas desde que te eligieron para Ocean.

 

La verdad es que mi hermana estaba siendo un poco patética e intenté cambiar de tema. Más que nada para que no me dejase en ridículo.

-¿Y qué tal tu escuela, cómo es?

-Bien, es genial, mucho mejor que la anterior obviamente. Tiene una tecnología increíble, y vamos a aprender un montón de cosas geniales sobre la empresa para, ya sabes, trabajar en el futuro.

-Tus amigas parece que te echan de menos-le interrumpí para que no siguiese hablando, al final, mi hermana no tuvo más remedio que marcharse con sus amigas.

 

Por suerte, ni Elena ni las demás dijeron nada sobre mi hermana, cosa que agradecí. Subí dispuesta a terminar las clases y a todo lo que viniese después. Las los últimas, fueron alucinantes. No como las anteriores que era todo lo relacionado con la fama y esa clase de trabajos. Aquí nos enseñaron increíbles laboratorios y salas tecnológicas, donde aprenderíamos los últimos avances científicos, eso que muy pocas personas conocen porque no se lo pueden permitir. Y me di cuenta de lo poco que conoce la gente corriente, la población normal que cree que lo más avanzado son los productos de las grandes marcas. Todavía no nos han explicado nada, pero por lo que nos han contado... Parece alucinante.

 

Y ahí acabó mi primera mañana en la escuela. Solo me quedaba comer, y la fiesta...